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Foto del escritorSabrina Bianchi

MICAELA TOUYA NOVELLE

Actualizado: 10 jun 2021



Soy Micaela Touya, Licenciada en Dirección de Empresas Turísticas por la Universidad Católica del Uruguay y actualmente cursando el Máster en Dirección de Comunicación y Marketing en la Universidad ORT. Tengo amplia experiencia en el sector de los servicios y me apasionan las relaciones interpersonales.



Tiempos de crisis y cambios en los que todo comunica: la voz de la sociedad y la respuesta del sector público.


¿Qué está pasando con la comunicación organizacional del sector público en tiempos de crisis y estallidos sociales? ¿Cuál es el nuevo rol de las redes sociales? ¿Hay realmente un creciente control sobre la libertad de expresión y prensa?


Todas estas preguntas me fueron surgiendo al investigar sobre los temas que elegí para trabajar en el ensayo para este blog y, ciertamente, cuanto más cerca estoy de las respuestas, más dudas emergen en simultáneo.


El estallido social que logró captar más fuertemente mi atención resultó ser el derivado de las manifestaciones del movimiento Black Lives Matter en Estados Unidos el pasado año. Pero primero, un poco de contexto.


Black Lives Matter Global Network Foundation es una organización global en los Estados Unidos, Reino Unido y Canadá. Nace formalmente en el año 2013, motivada por la indignación que generó la absolución del asesino de Trayvon Martin, George Zimmerman. La organización busca terminar de una vez por todas con la supremacía blanca y generar una asociación civil con fuerza política que permita intervenir en la violencia perpetrada arbitrariamente a las comunidades afrodescendientes por parte del estado y la policía. No es menor resaltar que el movimiento surge a partir de la etiqueta para redes sociales #BlackLivesMatter difundida por tres mujeres negras, Alicia Garza, Patrisse Cullors -quien hasta su reciente retiro se encontraba a la cabeza de la organización- y Opal Tometi.

BBC News Mundo


Si bien el ser humano ha evolucionado para ser más tolerante y los avances en temática de discriminación han sido importantes en lo que refiere a educación, empleo, deporte, arte y representación política, esto no significa que exista una real paridad entre personas blancas y negras en lo que refiere a renta, igualdad de oportunidades, acceso a la salud e interacciones con quienes están detrás de la ley y la justicia. Estados Unidos no es ajeno a esto y presenta un sistema con una importante grieta social que analistas atribuyen a los extensos años de esclavitud, entre otras razones.


La BBC Mundo enumera cuatro factores clave que configuran la definición de la desigualdad entre blancos y afrodescendientes en Estados Unidos al día de hoy:

- El doble de posibilidades de vivir en la pobreza para afrodescendientes

- El doble de posibilidades de morir en un enfrentamiento con la policía

- Seis veces más presos negros que blancos

- Una tasa de mortalidad infantil doble en la comunidad afrodescendiente

Esta breve contextualización deriva en lo sucedido tras la muerte de George Floyd, un joven afrodescendiente que fallece en custodia policial. Este hecho trasciende a raíz de un video publicado en redes sociales y luego levantado por numerosos medios de comunicación, en el que se ve a un policía blanco presionando con su rodilla el cuello de Floyd durante más de 8 minutos, cuando este último ya se encontraba reducido boca abajo y con esposas. La muerte ocurre en presencia de 3 policías más que tampoco hicieron nada al respecto, dando un mensaje directo y hostil acerca de su postura, mientras quienes presenciaban el hecho suplicaban que Floyd fuera liberado para que pudiera respirar. A todo esto debo agregar que la detención se da por un supuesto billete de 20 dólares falso.

Alponiente


Jennifer Hochschild, profesora de gobierno y de estudios afroestadounidenses en la Universidad de Harvard, es entrevistada por la BBC Mundo entorno a las manifestaciones desencadenadas en Minneapolis y reflexiona acerca de lo anteriormente descrito:


“(...) el factor desencadenante me parece claro e indignante. No me sorprende que la gente esté furiosa, que hayan surgido protestas en todo el país.


La escalada de violencia creo que es muy mala, no debería suceder. Espero que se detenga. Tampoco creo que sea terriblemente sorprendente, en parte porque ha habido una acumulación de furia en torno al trato policial hacia los afroestadounidenses.


En los últimos años no hubo necesariamente un número creciente de casos. Pero sí una mayor visibilidad en varios sentidos de lo que al menos parece ser un tratamiento policial indignante e inaceptable de los afroestadounidenses. En algún momento era probable que explotase.


(...) tienes una población enojada, asustada, afligida, que se siente un poco desesperada, que se siente abandonada por las autoridades. Muchas personas perdieron sus trabajos o perdieron familiares.


Históricamente nada está destinado a suceder. Pero en cierto sentido no es para nada sorprendente.

El Mundo


Entonces, si era predecible o probable que se desatara el estallido social, ¿por qué el Estado no ataca a la problemática desde dentro, con una planificación estratégica de comunicación hacia el público interno, principalmente policías y demás fuerzas de la ley y la justicia; y hacia el público externo, principalmente hacia la comunidad afrodescendiente?


La respuesta parecería decantar en una sola posibilidad: el gobierno sería cómplice y buscaría una posible ventaja política. Esto parece ser reafirmado por el entonces Presidente Donald Trump, quien publica en su cuenta de Twitter en la madrugada del viernes 29 de mayo de 2020, en respuesta a las protestas del 27 de mayo de 2020, un mensaje que lejos de apaciguar la situación resulta provocativo:


"Cuando comienzan los saqueos, comienzan los disparos."


*Dato de color: la frase pertenece a un policía blanco y es esbozada durante la represión a las protestas de los afrodescendientes en la lucha por sus derechos civiles en los años 60 en Estados Unidos, TODO COMUNICA. Donald Trump, luego de publicado el tuit, afirma no haber sabido la procedencia de la frase.


El ahora ex-presidente redobla la apuesta llamando delincuentes a los manifestantes. El tuit de la discordia termina finalmente siendo ocultado por la red social por incitar a la violencia.


En al menos 24 estados se desplegó a la Guardia Nacional (fuerza militar estadounidense que reserva su acción para casos de emergencia), acción que implicó la distribución de más de 16.000 efectivos y donde una vez más se demuestra que los manifestantes serían tratados como delincuentes peligrosos. Se decretó toque de queda en muchas de las ciudades y se redujo por la fuerza a muchos de los participantes de las marchas.

BBC News Mundo


Ahora bien, existe una mirada que plantea que Donald Trump no realiza estas acciones de comunicación aleatoriamente, sino que lo hace con un fin político, pensado desde la perspectiva de la comunicación estratégica, para llegar al sector de la población que podría sentirse amenazado y temer a los jóvenes negros manifestándose eufóricamente. Especialistas se arriesgan a definir a este sector de la población de acuerdo a sus características principales, como personas blancas, de mediana edad, probablemente población rural o similar, con una mirada conservadora. Resulta ser que estas personas podrían formar parte de la base electoral de Trump. En este sentido, se podría interpretar que el ex-presidente comunica con el fin de dar tranquilidad a sus seguidores, a pesar de que estos puedan no simpatizar con las “formas” de sus mensajes; y buscaría asegurarse el apoyo para las inminentes elecciones que posteriormente perdería contra Joe Biden.


Sin embargo, las “formas” también comunican y la utilización del lenguaje para referirse a los manifestantes como delincuentes o acudir al recurso bélico indicando que si hay saqueos habrá disparos a modo de amenaza, resume un mensaje peyorativo, agresivo y provocador. Este mensaje, a los ojos de todos, dista mucho de una resolución genuina, que apunte al restablecimiento de la seguridad ciudadana a través de la ley y la justicia propiamente dichos, sino que parece buscar generar repercusiones mediáticas y una ampliación desmedida de la grieta social. Esto es aún más evidente si comparamos el discurso con otros miembros políticos del Estado (Gobernador de Minneapolis, Alcalde, miembros del Congreso), que invitan a manifestarse sin violencia, sin saqueos, dejando claro que no es la forma de afrontar el problema, empatizando con los manifestantes y brindando un mensaje de esperanza y de voluntad, así como también disposición para encontrar una solución al problema.


A fin de cuentas, parece haber cierta intencionalidad en los mensajes que, sin un análisis apropiado, podrían pasarse como nuevas locuras del personaje que crea Trump, como más de lo mismo. Sin embargo, la investigación cronológica de los hechos podría presentar conclusiones diferentes. Si estamos frente a un estallido social que se venía gestando ante los ojos de todos me vuelvo a preguntar ¿por qué nadie se tomó el trabajo de siquiera alertar sobre la problemática? La única respuesta que encuentro en este momento es que existió esa intencionalidad de que las cosas se dieran de la forma en que se dieron y, si no hubiera sido así, hubo un grave manejo de la comunicación por parte de la mismísima persona que estuvo al frente de un país entero, con una fuertísima influencia internacional.


De la misma manera podemos enumerar otros estallidos sociales con gestación previa y una polémica actuación del gobierno en términos de comunicación a través de sus acciones. No podría dejar de mencionar el más reciente ocurrido en Colombia, a principios de Mayo 2021. En este caso, manifestaciones en contra de una reforma tributaria definida como inoportuna y agresiva por el pueblo colombiano, terminan por convertirse en fuertes enfrentamientos entre policías y civiles, con un accionar policial cuestionable, sobre todo éticamente.


En ambos casos las redes sociales cobran un papel fundamental como difusoras de mensajes y noticias, como la voz de los que no se escuchan tan fácilmente. De esta manera estas situaciones acaban por cobrar relevancia internacional, otro aspecto interesante a nivel de comunicación, ya que pensado estratégicamente por quienes publican o no, termina por influir en el pensamiento y juicio de millones de personas alrededor del mundo. Entonces se podría decir que terminan por ser definitorias en la construcción de conceptos acerca de cualquier tema, en el contexto en que se publican y teniendo en cuenta quién lo hace.


En este sentido, tampoco quería dejar de mencionar el hecho de que Donald Trump haya lanzado su propia red social en Mayo del corriente año, luego de que plataformas como Twitter, Instagram y Facebook eliminaran sus cuentas por el constante cuestionamiento hacia sus polémicas publicaciones acerca de los más variados temas, puntualmente acerca de sus inferencias sobre el sistema democrático e incitaciones al odio y la violencia. Si bien esta medida fue tildada por algunas personas como una afectación a la libertad de opinión, el ex mandatario opta sin dudar por abrir su propia red social y limita el acceso de los usuarios a la visualización del contenido, la posibilidad de dar “me gusta” y de compartir en sus propias redes sociales; eliminando la función que habilita a realizar cualquier tipo de comentario.


Si bien podría tomarse como una respuesta con recelo a la cancelación de sus cuentas en diferentes plataformas, este tipo de acciones puede generar sesgos de comunicación. Trump, a pesar de ser una figura controversial, tiene millones de seguidores en el mundo entero. Por esto, el hecho de que haya creado una plataforma de comunicación casi unidireccional podría generar que fanáticos se fanaticen, valga la redundancia, aún más con sus comentarios y además dejen de leer opiniones que cuestionan los enunciados, por lo que sólo encontrarían información que reafirme sus pensamientos e ideales. Esto es muy similar a lo que ocurre con los seguidores de las teorías conspirativas, quienes se obsesionan con un tema, buscan información que valide sus ideas y cuestionan a quienes se oponen basándose en el concepto de que existe el deseo de censurar el tipo de información que quieren encontrar, porque hay un interés por que no se sepa sobre algo.


Como escribía al principio de la reflexión, cuánto más cerca estoy de las respuestas a mis preguntas iniciales, más dudas surgen en simultáneo. Personas desesperadas por hacerse escuchar en un mundo bombardeado de información, organizaciones que deberían velar por el bienestar social y comunican mensajes contradictorios, un líder de opinión polémico que crea su propia red social porque lo censuran del resto de las plataformas. Teniendo en cuenta todo lo anterior, me pregunto: ¿Qué sigue?


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